S&P dice que la deuda española cotiza como bonos basura



los cuatro agujeros negros de las agencias de rating

Standard&Poor’s, Moody’s y Fitch son tres de los protagonistas más famosos y temidos del mercado internacional. Con una sola decisión, cualquiera de estas tres agencias de rating ha logrado tumbar a las bolsas y disparar el coste de financiación de países y empresas. Pero algo parece estar cambiando.

El pasado viernes, sin ir más lejos, S&P anunció una rebaja de calificación masiva de la deuda de varios países europeos, incluidos España, Italia, Portugal y la hasta ahora intocable Francia. Pero, sorprendentemente, este castigo en cadena ha pasado de puntillas por el mercado.

¿La prueba? El interés de los bonos franceses a diez años, por ejemplo, está igual que como arrancó el año, en el 3,13%, mientras que, en el caso español, la rentabilidad apenas ha repuntado: ha pasado del 5,05% al 5,14%. Por otro lado, la bolsa francesa ha subido un 3,3% en lo que llevamos de año, mientras que la española apenas ha perdido un 1,7%. 

Para los expertos, esta tranquilidad se debe a que hay varios factores que están bloqueando las decisiones de las agencias de calificación. Éstos son, en concreto, los cuatro agujeros negros de S&P, Moody’s y Fitch:

1. Sus decisiones están descontadas


El primer argumento que tiene el mercado para bloquear a una agencia de rating es que los inversores se adelantan a los acontecimientos. “El hecho de que la reacción de los mercados haya sido moderada indica que la rebaja ya estaba descontada”, dice Alfredo Pastor, profesor de Economía de IESE Business School.

Esto se debe a que lo que cotiza en el mercado es una multitud de expectativas: que una empresa esté creciendo, que un país está poniendo en orden sus cuentas, que otro tiene serios problemas económicos…Y no hay más que remontarse al pasado verano para comprobarlo.

En el mes de agosto, los inversores sufrieron un ataque de pánico por varios motivos, entre ellos, los rumores de que la deuda francesa iba perder la máxima nota de solvencia (la triple A). Tales especulaciones pusieron patas arriba las bolsas, algo que se repitió en otoño.

En octubre y noviembre, los rumores reaparecieron y, esta vez, atacaron a las deudas europeas. El interés del bono francés, por ejemplo, llegó a marcar un 3,8% el 17 de noviembre (cuando la media habitual de los últimos años ronda el 2,5%), mientras que la prima de riesgo gala superó la barrera psicológica de los 200 puntos básicos. 

Pero Francia no fue el único que se vio presionado: toda Europa sufrió los efectos de las agencias de rating, incluida España. Ese mismo mes de noviembre, de hecho, nuestro bono alcanzó un 6,7% de interés, que sigue siendo el récord, mientras que el riesgo país llegó a superar los 500 puntos básicos, la barrera que forzó en su día los rescates de Grecia, Irlanda y Portugal.

Fue entonces cuando el mercado cotizó la rebaja de rating francesa y la posibilidad de que, si la segunda economía perdía la nota, otros países más débiles irían detrás. Es decir, exactamente lo que ocurrió el pasado día 13.

2. El escenario es más positivo de lo esperado

El segundo factor que bloquea los dardos de las agencias de rating es que el escenario que se plantea de cara a todo este ejercicio es más alentador de lo que se esperaba. Por eso, las noticias que se van conociendo están sorprendiendo al mercado, que ya se había hecho a la idea de un escenario mucho más adverso.

“Se había dibujado un escenario muy malo para 2012, pero lo cierto es que los datos que van saliendo traen consigo un rayo de esperanza. En general, los datos macroeconómicos están siendo mejor de lo esperado, China anunció ayer un crecimiento mayor de lo previsto en los últimos tres meses de 2011 y, poco a poco, empezarán a tener su reflejo las medidas anticrisis que Europa está poniendo en marcha”, asegura Estefanía Ponte, directora del departamento de economía de Cortal Consors, el bróker online del banco BNP Paribas.

3. Europa está haciendo los deberes

La tercera barrera con la que se han topado las agencias de calificación es con las medidas que ha puesto en marcha el Viejo Continente para mitigar los efectos de la crisis de deuda.

“No podemos olvidar que el Banco Central Europeo bajó dos veces seguidas los tipos de interés a finales del año pasado, que ha realizado una macrosubasta para garantizar la liquidez del sistema financiero europeo y que aún hará otra a finales de febrero. También hay que recordar la cantidad de medidas que han anunciado países como España o Italia, y la intención del Fondo Monetario Internacional de apoyar a Europa. Todo ello deja claro que el mundo (y, en especial, el Viejo Continente) está haciendo un esfuerzo real por superar la crisis”, puntualiza Daniel Pingarrón, estratega de mercados de IG Markets.

4. A las agencias se les agota el margen de maniobra

Todavía hay una cuarta resistencia que ha ayudado a Europa a bloquear los ataques crediticios: las agencias de calificación cada vez tienen menos capacidad de actuación.

Todo tiene su límite y parece que el de los ratings está llegando. ¿Qué van a hacer las agencias, dejar la deuda española y la italiana al nivel de bono basura como Grecia? Si se llegara a este escenario se pondría en duda todo el sistema, pero el mercado es consciente de que no puede haber muchos más cambios negativos en este sentido”, explica Manuel Romera, director del sector financiero de IE Business School.

Es más, los expertos consultados creen que en los próximos seis meses, las agencias no tocarán las calificaciones de las grandes potencias, aunque no descartan que Moody’s y Fitch sigan los pasos de S&P y bajen las notas de algunos países europeos y Estados Unidos. Además, si no fallan las previsiones, el segundo semestre del año será menos duro que el primero, lo que podría alejar aún más los fantasmas de nuevos recortes crediticios.

Pero que no se le olvide a nadie: como recuerda Romera, “en el fondo, las agencias no son más que meras comunicadoras de una opinión. La suya propia”.

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