¿CREES QUE PUEDEN HACER MAGIA NEGRA REAL?





La mayoría de los seres humanos es capaz de identificar a un desafecto. Yo diría, incluso, que es bastante más fácil saber cuando estamos haciendo daño a alguien, que cuando le estamos agradando.
Aun así, vamos a decir que tú, en tu cándida inocencia, no consigas, de manera alguna, saber quién ha sido el que aparcó aquella cosa en tu puerta.

Descubierta o no la identidad del remitente, la simple noticia de que alguien no nos quiere bien, es asustadora. Entonces, es natural que te sientas amenazado. Y frente a una amenaza, el ser humano suele responder energéticamente emitiendo dos tipos de vibración: miedo y rabia.

Provocar rabia y miedo. Esta es la intención de aquellos que se dedican a la magia negra, simplemente porque vibrando en patrones de rabia y miedo, comenzamos a atraer hacia nosotros toda la negatividad que existe a nuestro alrededor, incluso los pensamientos y sentimientos negativos de aquellos que nos desean mal.

Bajo este punto de vista, todo y cualquier tipo de ‘despacho’, hechizo y mandinga lanzados contra nosotros, pierden su efecto si los ignoramos. Y es tan sólo por eso que los rituales de magia negra tienen una estética macabra.
El aspecto dramático del ‘despacho’ pone en marcha en nosotros mecanismos invisibles capaces de bajar nuestros escudos de protección y alterar nuestro patrón de vibración.

Como en cualquier ciencia, saber como funciona el mecanismo es medio camino andado para desmantelarlo. Entonces, no te hagas el desentendido. No hagas de cuenta que no va contigo. Admite el miedo, acepta la rabia, pero no sucumbas a esas emociones. Revierte la situación, colocándote en el lugar de la persona, comprendiendo que para llegar a ese punto ella debe estar de veras muy confundida y desequilibrada.
Considera que donde hay alguien ofendido, hay también alguien que ofendió. Incluso sin saber el por qué, admite tu responsabilidad en esa historia, y pide perdón, no sólo en pensamiento, sino en voz alta. Usa las cuerdas vocales y elige palabras objetivas y positivas. Impregna esas palabras con toda la fe y el amor de que seas capaz. Si no lo consigues, evoca a tu Ángel Guardián y a todos los Seres de Luz que te amparan en tu andadura, y, en nombre de ellos, pide perdón por todos los acontecimientos, equivocaciones y choques ocurridos en esta y en otras vidas. Después de pedir perdón declara que comprendes los sentimientos que han desembocado en aquel ritual, pero que no admitirás esa clase de energía vibrando en tu mundo. Di firmemente que en tu mundo sólo existe la luz, y que entregas las pendencias existentes entre ti y cualquier otro ser humano a la Justicia Divina, para que sólo la armonía y el amor prevalezcan en tu vida y en las de aquellos a quienes hayas lastimado, ofendido o perjudicado. Desea – sinceramente – que esas personas sean felices, y que encuentren la paz.

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