Las clases medias altas tendran regularización fiscal de 42.000 millones de euros y no se les embarga



la ética y la eficacia juegan en contra de esta exoneración tributaria.

La niebla se va disolviendo y poco a poco deja perfiles y contornos. Comienza a esbozarse el rostro de quienes son responsables de un fraude de 42.000 millones de euros, según los cálculos de los técnicos de Hacienda (Gestha). Más del 70% de todo el que se genera. A la vez, ellos son los grandes beneficiados de una amnistía fiscal que está teniendo una contestación tremenda en la sociedad. “Atenta contra la razón ética y técnica. Si quieres recaudar más, duplica la inspección”, critica Javier Díaz-Giménez, profesor de Economía del IESE. Pero, ¿quiénes se ocultan detrás de ese pronombre de la tercera persona del plural, de ese insolidario “ellos”? ¿Cuál es el aspecto que tiene el fraude al que el Gobierno del PP acaba de dejar casi impune?
 Cierta lógica narra que son las grandes empresas y los contribuyentes con elevados patrimonios quienes van a repatriar capitales. Gestha avala esta idea y esa cifra inicial. Sin embargo, sería crear una imagen muy pixelada, a la que sin duda le falta definición. “Son principalmente familias con elevado poder adquisitivo que casi todo su patrimonio lo tienen a nombre de empresas. Además, la matriz suele estar radicada en territorios de baja tributación [antes se llamaban directamente paraísos fiscales, pero desde 2004 han adoptado ese eufemismo]”, revela María Dolores Baz, responsable de fiscalidad internacional de la auditora Rusell Bedford.
Sin embargo, al ir levantándose la niebla algunos profesionales se han llevado una sorpresa. Quienes al parecer más han evadido es lo que podríamos llamar la clase media de los ricos. “Personas físicas, fundamentalmente, que tienen entre 300.000 y cinco millones de euros desviados”, apunta el responsable en Madrid de un banco privado suizo, que solicita no ser citado. Este retrato le parece muy real también a José María Lluis de Odriozola, presidente de la Organización Profesional de Inspectores de Hacienda del Estado (IHE). Odriozola, a su vez, aporta otros detalles al rostro. Además de las personas físicas con elevada capacidad económica y cuentas fuera del país “también puede haber empresas que hayan efectuado operaciones en el extranjero, y que, por ejemplo, han inflado gastos en el exterior para reducir el beneficio en España, o bien que hayan percibido comisiones”.
La realidad, por tanto, nos descubre que “se trata de dinero en metálico que puede estar oculto en cajas de seguridad de entidades bancarias o también depositado en entidades de territorios con los que no exista convenio de intercambio de información”, reflexiona Jesús Sanmartín Mariñas, presidente del REAF-CGCEE (consejo general de Colegios de Economistas de España). Y añade: “Son empresas y particulares que necesitan esos fondos para invertir en nuestro país o para satisfacer deudas, y siempre que no puedan probar que los bienes o derechos aflorados provienen de un periodo prescrito”.Toda esta topografía del fraude no ocurre al pairo de lo tangible, tiene nombres y apellidos, o sea territorios desde donde —en la teoría— debería regresar el dinero español evadido. Liechtenstein (muy utilizado por entramados societarios que amparan patrimonio personal), Luxemburgo y Suiza (las cuentas pueden ser unos simples números para evitar cualquier identificación) son los principales espacios de la insolidaridad fiscal. Generalmente los defraudadores españoles prefieren esconder el dinero cerca de casa, pero con matices. “Andorra y Gibraltar siempre fueron destinos tradicionales de la evasión fiscal española. Sin embargo, tras los cambios en la ley antiblanqueo resulta mucho más complicado enviar dinero a estos territorios, lo cual no quiere decir que no acabe ahí”,

Fraudes, ¿en qué consisten y qué clases hay?

El fraude es una forma de incumplimiento consciente de la norma que supone la obtención de un beneficio, generalmente económico, para el transgresor, en perjuicio de aquellos que cumplen honestamente con sus obligaciones respecto a la economía pública.

Esta transgresión de la norma se produce fundamentalmente en dos órdenes: en el campo de los ingresos, a través del fraude fiscal y de las cotizaciones sociales, y en el campo de los gastos, a través de la percepción indebida de subvenciones y del abuso de prestaciones.

Factores de Oportunidad al Fraude.
El factor oportunidad permite a los individuos aprovechar fallos o deficiencias en el sistema para obtener resultados contrarios a los previstos por el mismo. Para que esto se origine, el defraudador, debe percibir que éstas oportunidades están a su alcance.
Factores de Decisión.
Dada una propensión al fraude y un esquema de oportunidades, la decisión de defraudar responde a la valoración que hace el individuo de las ventajas e inconvenientes que le reporta esta conducta.

Los diversos fraudes se sintetizan en la Simulación de una relación laboral,
 a través de contrato y alta en alguno de los regímenes que protegen la contingencia de desempleo, con el objeto de crear un derecho a la prestación que se materializa con la finalización del contrato o el falso despido.
Simulación de una situación legal de desempleo.
Ocultación de actividades e ingresos o el falseamiento de circunstancias personales para obtener una prestación superior a la debida.
Ocultación de circunstancias que determinan la incompatibilidad o que causan la suspensión o extinción de la prestación.
La "no disponibilidad" para un empleo, por no buscarlo o, por rechazar ofertas adecuadas de empleo.
Fraude Fiscal.
El fraude fiscal se caracteriza por implicar una ocultación de hechos económicos, mediante actividades económicas total o parcialmente ocultas, o mediante la presentación de los hechos económicos con un significado económico distinto al real.

En este campo podemos distinguir las siguientes irregularidades que tienen un carácter especial:

1.- El fraude inmobiliario, que tiene por objeto evadir el pago de los tributos que recaen sobre la propiedad, disfrute, adquisición o transmisión de los bienes inmuebles.

2.- El fraude de valores mobiliarios y otros activos financieros, cuya finalidad es la elusión de tributos que giran en torno a la titularidad, rendimientos y transmisión de un conjunto de bienes -activos financieros, títulos-valores, productos financieros, etc.-, mediante productos diseñados por las entidades financieras para su comercialización en masa, y mediante productos financieros elaborados "a medida"` para dar respuesta a situaciones concretas.

3.- El fraude en aduanas, cuya finalidad es ayudar a las grandes empresas a planificar sus operaciones internacionales, destaca la declaración inferior al real de las mercancías o bienes transmitidos por una filial o matriz a otra empresa del grupo.

4.- El fraude del IVA (impuesto sobre el valor añadido), que conlleva a que el individuo no pague un impuesto, en detrimento de sus derechos y, que el otro individuo implicado no declare la prestación efectuada a través de la factura.

Son unos chorizos .

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