testimonios del infierno fraude o realidad


 De acuerdo a su propia declaración, que por cierto Cristo no negó, él tiene poder sobre los reinos de este mundo, los cuales, habiendo sido entregados a él, puede darlos según los dictados de su propia voluntad (Lc. 4:6). Se dice que Satanás tenía el poder de la muerte (He. 2:14), pero que este poder ha sido ya entregado a Cristo (Ap. 1:18). Satanás tenía el poder sobre la enfermedad, como en el caso de Job (Job 2:7), y pudo zarandear a Pedro como a trigo (Lc. 22:31; 1 Co. 5:5). La Biblia también revela que Satanás debilitaba a las gentes, hacía temblar la tierra, trastornaba los reinos, puso el mundo como un desierto, asoló las ciudades y a sus presas nunca abrió la cárcel (Is. 14:12-17). Contra el poder de Satanás ni aun el arcángel Miguel se atrevió a usar juicio de maldición (Jud. 9); pero hay victoria para el Hijo de Dios por medio del poder del Espíritu y de la sangre de Cristo Jesús (Ef. 6: 10-12; 1 Jn. 4:4; Ap. 12:11). Satanás ejerce su autoridad y poder solamente dentro de la voluntad permisiva de Dios.

  • a) Isaías 14: 12-17. Contemplando a Satanás como si estuviera ya terminada su carrera y como si hubiera sido ya definitivamente juzgado en el fin de los tiempos, el profeta le da el título de «Lucero, hijo de la mañana», y lo trata como a un ser que ha caído de su estado original y de su primitiva gloria. El que «debilitaba a las naciones» (v. 12) es también culpable de haber opuesto su propia voluntad a la de Dios en cinco particulares aquí revelados; y tanto en este pasaje como en Ezequiel 28:15 se dice que el pecado de Satanás fue un propósito secreto que estaba escondido en lo profundo de su corazón, pero que Dios lo descubrió y lo reveló (cf. 1 Ti. 3:6).
  • b) Génesis 3:1-15. Es por los eventos narrados en este pasaje que Satanás recibió el título de «Serpiente», ya que fue por medio de la serpiente que él se manifestó a Adán y Eva. Cada palabra por él pronunciada y cada designio que él revela en esta historia de la caída de nuestros primeros padres es una evidencia de la personalidad de Satanás (cf. 2 Co. 11:3, 13-15; Ap. 12:9; 20:2).
  • c) Job 1:6-12; 2:1-13. Una revelación peculiar de estos pasajes es que Satanás tiene acceso a Dios (cf. Lc. 22:31; Ap. 12:10) tanto como a los hombres (Ef. 6:10-12; 1 P. 5:8), y que él manifiesta todas las características de una verdadera personalidad.
  • d) Lucas 4:1-13. La personalidad de Satanás se revela también cuando se enfrenta en el desierto con el Hijo de Dios, quien es el postrer Adán. El que había ambicionado ser «semejante al Altísimo» (Is. 14:14) y que había recomendado este mismo propósito al primer hombre (Gn. 3:5), está ahora ofreciendo todas sus posesiones terrenales a Cristo, con la condición de que El se postre a adorarlo. La autoridad y el poder que Cristo rechaza en esta ocasión serán recibidos y ejercidos en el futuro por el personaje que las Escrituras denominan el Hombre de Pecado (2 Ts. 2:8-10; 1 Jn. 4:3).
  • e) Efesios 6:10-12. La táctica de Satanás y su lucha contra los hijos de Dios se presentan en este pasaje como una prueba positiva de la personalidad de tan poderoso enemigo.  Las Escrituras no dicen que Satanás esté guerreando contra los hombres no regenerados; ellos le pertenecen y, por lo tanto, están bajo su autoridad (Jn. 8:44; Ef. 2:2; 1 Jn. 5:19).

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