LOS POLÍTICOS NO SABEN RESOLVER LA CRISIS




 “No hay dinero del inversor final, que está totalmente escondido”. “Únicamente se mueve el dinero que han inyectado los bancos centrales (Banco Central Europeo, Banco de Inglaterra, Reserva Federal Estadounidense y Banco de Japón) para apuntalar sus economías”.
Esta crisis se inició con la perplejidad de todos al comprobar que cerraban los mercados interbancarios. De un día para otro, sin previo aviso, bajaron el telón porque ningún banco se fiaba del compañero al que día antes había prestado dinero sin mayores problemas. La desconfianza en la cúpula de la crisis se ha extendido a todos los inversores, grandes y pequeños. Una desconfianza que ha ido creciendo a medida que se veía la incapacidad de los políticos europeos para resolver la crisis. También el deterioro y descubrimiento de males mayores a los originalmente pensados como ha ocurrido con la banca española han alimentado este proceso de desconfianza.
El dinero con mayúsculas, el de los grandes inversores (también habrá algún pequeño, se supone) ya no está en los mercados en donde únicamente se mueve de un lado para otro –vía bancos- las inyecciones de política monetaria aplicadas como cura de caballo. El dinero se encuentra en esa apetencia de liquidez que dice Draghi, bien en depósitos o activos monetarios a cortísimo plazo y guardado mucho de él en paraísos fiscales. Un estudio realizado por el grupo Tax Justice Network ha revelado que existen entre 17 y 26 billones de euros escondidos en paraísos fiscales. Como no conozco muy bien la fiabilidad de la fuente, sólo asomo el dato. Guardar el dinero debajo de colchón ha sido otra alternativa de los menos pudientes, aunque todos confiamos en que no se generalice por el bien del sistema.
El modelo económico  está agotado y no resuelve el problema del paro.

 La nueva política económica de la vieja Europa es mejor que la anterior, pero no será suficiente. Volveremos pronto a las andadas. Los políticos institucionales lo saben, pero no tienen el valor para atacar los problemas de fondo. Y estos son dos: Europa no tiene la solidez de un Estado (Europa Federal)  y el modelo económico que nos ha traído hasta aquí está agotado (capitalismo liberal). Necesitamos políticos-constructores que lo tengan claro y actúen en consecuencia: construir la Europa Federal y construir un nuevo modelo y paradigma económico (capitalismo refundado en expresión del ya histórico Sarkozy). De momento ni lo uno ni lo otro. ¿Hasta cuando podemos aguantar?.
4. La Europa Federal implica que los europeos nos desprendemos de las inútiles y viejas pulsiones nacionales, cedemos soberanía y construimos organizaciones  políticas federales con visión y estrategia supranacional. Sobre estas organizaciones podemos construir un Parlamento Europeo Federal (el actual no lo es), y un Gobierno Federal (ni la Comisión ni el Consejo lo son) verdaderamente democráticos y que rindan cuentas ante los ciudadanos europeos (los actuales rinden cuentas a sus sociedades nacionales). El Gobierno Federal deberá construir una política fiscal federal y una política monetaria federal. La política fiscal federal traerá de la mano una balanza de pagos federal, un sistema fiscal federal y un presupuesto federal (nada de esto existe ahora). La política monetaria federal traerá una moneda federal (el euro no lo es) y un Banco Central Federal (el Banco Central Europeo no lo es). Este es el trabajo que deberíamos estar haciendo ahora en Europa políticos y ciudadanos, en lugar de dar palos de ciego utilizando viejas instituciones y recetas que están superadas por los acontecimientos.
5. El modelo europeo que nos ha traído hasta aquí está agotado. Necesitamos un modelo institucional nuevo para la vieja Europa, pero los actuales políticos nacionales renuncian a este sueño antes incluso de pelear por el. No sirven a Europa, sino a los ciudadanos de su Estado-nación. Necesitamos otra raza de políticos con urgencia. Necesitamos políticos innovadores, inteligentes y atrevidos.  Los políticos institucionales dicen que se requiere más tiempo, que la construcción de Europa se ha hecho siempre así, que avanzamos a impulsos del abismo. Que se darán pequeños pasos. No entienden que esta vez es distinto. No ven que esta vez no tenemos tiempo.
El proyecto Alemán  de austeridad  nada trasparente
Las críticas sobre un proyecto de estas características son diversas, amplias y profundas. En primer lugar, la opacidad 
con la que se están llevando a cabo las negociaciones. Un proyecto de estas características exige la máxima 
transparencia por parte de la Administración para dar a la ciudadanía la posibilidad de participar en la decisión.
 En segundo lugar, aprovechar la dramática situación social para intentar instalar un proyecto 
como este bajo el pretexto de la creación de empleo, es una grave irresponsabilidad política. 
lo tenemos claro porque básicamente ha sido el único ingrediente de la medicina que se nos está aplicando para reducir el fuerte endeudamiento que hemos asumido los llamados países periféricos en las últimas décadas, lo que ha provocado una fuerte recesión de algunos estados como España. Ayer mismo conocíamos que el PIB se contrajo un 0,4% en el segundo trimestre del año.
Por eso quizá es pertinente preguntarnos si es necesario complementar esta medicina con alguna vitamina.  Muchos expertos —el archiconocido Paul Krugman entre ellos- aseguran que es necesario incluir medidas de crecimiento que provocarían que esa austeridad fuese diluida en el remedio que se aplica. En Europa los líderes de los cuatro principales países -Alemania, Francia, Italia y España- llegaron a un acuerdo hace unas semanas para incluir unas exiguas medidas de crecimiento en nuestras políticas. Esta decisión fue posible tras la ruptura del eje franco—alemán que lideró Europa en los primeros años de la crisis y que seguía a pie juntillas los designios de Alemania.
Alemania gana Europa pierde
lemania se ha ahorrado 60.000 millones de euros en la refinanciación de su deuda desde que afloraron los problemas financieros de Grecia, según publica el diario germano Bild, que cita al Folker Hellmeyer, analista jefe de Bremer Landesbank.

Al tiempo que en le mercado secundario las rentabilidades de los bonos de Italia y España se han disparado desde que comenzaron los problemas de Grecia, Alemania cava vez puede endeudarse a unos tipos más bajos, lo que ha permitido en los últimos 30 meses al Ejecutivo de Angela Merkel ahorrarse cada vez más dinero a la hora de refinanciar el vencimiento de sus bonos. No obstante, la baja rentabilidad ofrecida por los títulos ha obligado también en más de una ocasión al Bundesbank a salir en rescate de las subastas para espolear la demanda.

Los 60.000 millones ahorrados en las emisiones de deuda se suman a una cifra de entre 70.000 y 100.000 millones de euros por la mayor recaudación tributaria y la reducción del gasto social, según los cálculos del analista.

Este ahorro es una de las razones que podrían estar detrás de la posición inamovible del Bundesbank en contra de que el BCE compre deuda de países como Italia y España. Por lo pronto, de cara a la reunión del jueves del BCE, Jens Weidmann, presidente del Bundesbank, ya ha mandado un mensaje a navegantes al señalar que “defenderemos las posiciones en las que creemos”. Algunos “sobrevaloran la capacidad de un banco central”, ha añadido.

La prima de riesgo de España, medida entre el diferencial del bono español a diez años y su homólogo alemán, se situaba hoy en 540,7 puntos básicos. En concreto, e bono renta al 6,727%, por el 1,32% del bund.

En el caso de los bonos italianos, la prima de riesgo se situaba en 465,9 puntos básicos, con un interés del 5,984%, 74 puntos básicos por encima de su homólogo español.



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