Revelar la identidad de un millar de curas pederastas



Los casos de pederastia cometidos por miembros del clero de la Iglesia católica hacen referencia a una serie de abusos sexuales contra menores de edad que han sido documentados y denunciados ante las autoridades civiles de varios países. Con frecuencia se habla de ellos como casos de pederastia en la Iglesia católica —lo que desde el punto de vista de la Iglesia es incorrecto porque no es la institución la que comete las agresiones— o pederastia clerical católica. A partir de la segunda mitad del siglo XX se ha incrementado el número de denuncias por abuso sexual infantil en todas sus variedades por parte de religiosos católicos romanos. En los últimos años, han cobrado relevancia los casos de Irlanda, Estados Unidos y Alemania, donde las autoridades locales han encontrado culpables a sacerdotes católicos de cientos de acusaciones de pederastia.[1] El escándalo ha alcanzado a congregaciones como la Legión de Cristo;[2] ocasionó la renuncia de los obispos irlandeses de Cloyne, John Magee,[3] y de la diócesis de Kildare y Leighlin, James Moriarty,[4] quienes reconocieron haber sido negligentes ante las denuncias de pederastia por sacerdotes en sus diócesis; y ha llevado a la cárcel a varios sacerdotes católicos romanos. En abril de 2010, Roger Joseph Vangheluwe dimitió como obispo de Brujas por haber abusado sexualmente de un joven cuando era sacerdote y al comienzo de su episcopado.[5] Organizaciones de víctimas de pederastia han señalado que los papas Juan Pablo II y Benedicto XVI tienen algún grado de responsabilidad al haber encubierto abusos o bien, omitido las denuncias.[6] En realidad, fue al comienzo del pontificado de Juan Pablo II cuando se comenzó a tomar medidas y disminuyó el número de casos.[7]
El Vaticano, por la voz de Benedicto XVI, ha condenado la pederastia y reconocido los casos que han llevado al escándalo por esta causa en los últimos años de la primera década del siglo XXI. A través de un comunicado dirigido a los católicos de Irlanda, el máximo jerarca católico ha reconocido la actuación "insuficiente" del Vaticano hacia los casos de pederastia denunciados y reconoció que se trató de actos criminales que dañaron a las víctimas y han dañado la imagen de la Iglesia en el mundo; actos por los cuales los sacerdotes "deberán responder —dijo el papa— ante Dios y los tribunales debidamente constituidos".[8]
El papa Benedicto XVI ha reconocido públicamente los casos de pederastia cometidos por sacerdotes, ha pedido perdón a las víctimas y sostenido que los culpables deben responder ante los tribunales. Ratzinger también inició un proceso contra Marcial Maciel por acusaciones de pederastia. En el 2006, cuando Ratzinger ya era papa, anunció el cierre de la investigación sobre Maciel debido a su avanzada edad y quebrantada salud,[9] ordenándole el retiro del sacerdocio público para consagrarse a una vida de «oración y penitencia».
La justicia belga ha facilitado a las autoridades locales los nombres y domicilios de un centenar de religiosos que cometieron delitos de pederastia, la mayoría de los cuales ha prescrito, con el fin de evitar que reincidan.
La fiscalía belga ha elaborado la lista a partir de la 'Operación Kelk', la investigación judicial sobre los múltiples crímenes de pederastia en el seno de la iglesia belga, y que se basó en parte en los registros realizados a la Conferencia Episcopal belga y a la comisión designada por ésta para tratar este tipo de casos.
Pese a que la mayoría de los delitos ha prescrito al haberse cometido hace más de 30 años, la Fiscalía ha decido distribuir los datos personales de los religiosos que siguen con vida con el fin de facilitar su control por parte de las autoridades locales, según publica el diario flamenco 'Het Laatste Nieuws'.
La mayoría de los nombres incluidos en el listado tiene domicilio en Flandes (norte del país), pero también hay un número significativo de ellos repartidos por las otras regiones de Bélgica, según el mismo medio.
La investigación judicial sacó a la luz cerca de 500 denuncias de abusos de menores cometidos entre 1960 y mediados de los años ochenta en la iglesia belga, así como 13 suicidios de víctimas.
En estos casos se vieron implicados algunos altos cargos eclesiásticos como el exprimado de Bélgica y exobispo de la diócesis de Brujas Roger Vangheluwe, quien fue cesado por el papa Benedicto XVI en abril del año pasado después de que reconociera los abusos de un menor de su entorno.
Derecho canónico
El derecho canónico es el conjunto de normas internas de la Iglesia Católica[90] cuyo principal cuerpo legislativo es el Código de Derecho Canónico (CDC) que incluye entre sus objetivos el de asegurar el orden debido, sea en la vida individual o social, sea en la actividad misma de la Iglesia.[91]
En 1962, la Congregación para la Doctrina de la Fe, redactó la Instrucción conocida como Crimen sollicitationis que fue aprobada por Juan XXIII. En esta carta la Congregación para la Doctrina de la Fe (organismo eclesiástico que sucedió históricamente al Santo Oficio) definió procedimientos a seguir en caso de acusaciones de abuso sexual por parte de clérigos u obispos católicos en el ámbito de la confesión sacramental. De acuerdo con este documento, la excomunión inmediata es la pena para cualquier católico que omitiera por un mes el deber de denunciar a un sacerdote que incurriera en tales conductas como parte del ejercicio de la Penitencia.[92] [93]
En 1983, el Vaticano promulgó una revisión al Código de Derecho Canónico. A partir de aquí, el cánon 1395, §2 califica explícitamente el sexo con menores por parte de los sacerdotes como un delito canónico.[94] En 2001 se promulgó una revisión del documento, acorde con el Código de Derecho Canónico de 1983 y el Código de Cánones para las Iglesias Orientales de 1990.[95] En abril de 2001, la Congregación para la Doctrina de la Fe de la Santa Sede publicó Sacramentorum sanctitatis tutela,[96] o Salvaguardando la Santidad de los Sacramentos. Este reemplazaba el Crimen sollicitationis.
Dentro del CDC existe el procedimiento pertinente a la gravedad de un delito como el de la pederastia y no existen atenuantes que permitan que el incriminado sea exonerado de sus responsabilidades. El canon 1311 señala además que la Iglesia tiene el derecho de juzgar a los fieles que han cometido un delito, entendido este como atentado contra las leyes eclesiales o contra la fe católica. Por otro lado, el Derecho Canónico no contempla la previsión de que las víctimas o los testigos del acto delictivo denuncien tales hechos ante las autoridades civiles. En la sección "Delitos contra la vida y la libertad humana", del canon 1397 dentro de la regulación para clérigos y religiosos[97] se establece [que el sacerdote o religioso] que cometa homicidio, violación carnal o retenga a otro con el uso de violencia, así como el que mutile o hiera gravemente a una persona, debe asumir las sentencias descritas en el canon 1397. Este último señala, después de un proceso penal eclesiástico y de acuerdo a la gravedad del delito, penas como las siguientes:
  • Prohibición de permanecer en un determinado lugar o territorio.
  • Privación de derechos tales como la potestad, el cargo, el oficio, privilegios, facultades, gracias, títulos e insignias (incluso honoríficas).
  • Prohibición de ejercer, lo cual puede darse dentro de un territorio determinado o a modo universal.
  • El incriminado puede ser transferido a otro tribunal eclesiástico superior.
  • Suspensión del estado clerical.

 Delito o pecado

Algunas víctimas acuden al sacramento de la confesión ante otro ministro en búsqueda de ayuda efectiva a su situación, sin embargo lo único que hacen es neutralizar a quien podría ayudarles porque involucra otro aspecto jurídico eclesial: el sigilo sacramental que, de acuerdo al canon 983 del CDC establece que este es inviolable y adelanta que los confesores no pueden de manera absoluta traicionar ni una sola parte de aquellos que el penitente les dice con palabras o por cualquier otro medio. De este modo, si la víctima narra los hechos a otro sacerdote de ese modo, dicho sacerdote queda absolutamente impedido para revelar lo que sabe en ningún tribunal eclesiástico o civil, elemento jurídico reconocido por la mayoría de los estados del mundo. Por otro lado, si un niño es víctima de un caso de abuso sexual, debe comprender que no ha cometido pecado, sino que el pecado es del abusador.
Respecto al problema pecado o delito dice Pepe Rodríguez que el abuso sexual debe ser tratado como delito y no como pecado:
(...) ya que en todos los ordenamientos jurídicos democráticos del mundo se tipifican como un delito penal las conductas sexuales con menores a las que nos vamos a referir. Y comete también un delito todo aquel que, de forma consciente y activa, encubre u ordena encubrir esos comportamientos deplorables. Usar como objeto sexual a un menor, ya sea mediante la violencia, el engaño, la astucia o la seducción, supone, ante todo y por encima de cualquier otra opinión, un delito. Y si bien es cierto que, además, el hecho puede verse como un "pecado" -según el término católico-, jamás puede ser lícito, ni honesto, ni admisible abordarlo sólo como un "pecado" al tiempo que se ignora conscientemente su naturaleza básica de delito, tal como hace la Iglesia católica, tanto desde el ordenamiento jurídico interno que le es propio, como desde la praxis cotidiana de sus prelados.[98]
Sin embargo, el CDC distingue claramente entre pecado y delito y establece penas para los delitos que describe extensamente en su corpus iuris, por ejemplo en el Libro VI sobre las sanciones en la Iglesia para delitos y penas en general. Por ejemplo, un incriminado en delitos graves como el abuso infantil no necesariamente queda exonerado de sus responsabilidades civiles por la absolución en confesión, la cual es materia espiritual y cae dentro del término del arrepentimiento. La distinción católica entre delito y pecado queda descrita también en la existencia de los tribunales eclesiásticos diseñados para penalizar los delitos y la existencia del sacramento de la confesión y las penitencias cuya función es la de purificar el pecado según la cosmogonía católica. Por ejemplo, un confesor no puede exigir al penitente la confesión del delito, incluso si el confesor tiene conocimiento de su culpabilidad y tampoco puede imponerle el juramento,[99] situación esta que un tribunal eclesiástico puede hacer porque no adelanta un sacramento, sino un proceso judicial.

 Declaraciones de los papas sobre la problemática

En 2002, Juan Pablo II pronunció un discurso ante los cardenales de Estados Unidos, donde señaló que los casos de abuso sexual cometidos por sacerdotes católicos son reflejo de una crisis moral que afecta a la sociedad entera.[100] En 2004, durante la visita ad límina de obispos de Estados Unidos, también se refirió al problema en varios de sus discursos.[101]
En el discurso de Benedicto XVI a los obispos irlandeses en visita «ad Limina», de octubre de 2006, el Papa les exhortaba a establecer la verdad de lo sucedido en el pasado, dar todos los pasos necesarios para evitar que se repita, garantizar que se respeten plenamente los principios de justicia y, sobre todo, curar a las víctimas y a todos los afectados por esos crímenes abominables.[102] En abril de 2008, durante su viaje a Estados Unidos, Benedicto XVI se reunió con un pequeño grupo de víctimas de abusos para escucharles y alentarles. Durante ese mismo viaje, habló en diversas ocasiones de la situación y las medidas que se habían tomado.[103] En su viaje a Australia, en 2008, el Papa reafirmó que las víctimas deben recibir compasión y asistencia, y los responsables de estos males deben ser llevados ante la justicia. También se reunió con un grupo de víctimas de abusos.[104]
En la visita apostólica de Benedicto XVI a Alemania, en septiembre de 2011, también se reunió con un grupo de víctimas de abusos sexuales cometidos por sacerdotes y personal de la Iglesia. Les reiteró en esta ocasión la voluntad de los responsables de la iglesia de afrontar todos los crímenes y poner los medios necesarios para que no se repitan.[105]

 Debate sobre las posibles causas del escándalo

Las razones por las cuales tantos sacerdotes se vieron implicados en casos de abuso a menores de edad es materia de estudio por parte de muchos observadores dentro y fuera de la Iglesia Católica. Si bien muchos se centran en adelantar un proceso ejemplar que condene no sólo a los abusadores, sino a aquellos que por una u otra razón no adelantaron procesos efectivos que llevaran a la protección de los niños.

Celibato obligatorio

Artículo principal: Celibato
Una de las discusiones a las que ha conducido el problema del abuso infantil es a cuestionar el celibato sacerdotal católico. Para muchos[cita requerida], no todos los sacerdotes están habilitados para cumplir este precepto y sus urgencias sexuales los llevan a buscar compensaciones afectivas las cuales pueden dirigir a niños en lugar de adultos ante los cuales ocultan dichas tendencias al no estar casados. Otras observaciones dicen que las personas con predisposición al abuso sexual infantil pueden ser atraídas por un estilo de vida célibe debido a la confusión que sienten sobre su identidad u orientación sexual. También se ha dicho[cita requerida] que aquellos que ya abusan sexualmente de niños deliberadamente, ingresan en el clero católico para obtener un encubrimiento en una institución que se centra en el celibato y porque el clero puede tener un frecuente acceso a los niños. De otro lado, observadores calculan que en el mundo existen alrededor de 130 mil sacerdotes católicos casados que no pueden ejercer por dicha razón.[106] Según el ex-jesuíta ya fallecido Miret Magdalena, P. Fischler de la Universidad de Harvard en un estudio que realizó en entre el clero católico de los Estados Unidos, encontró que el 92% de los mismos piensa que el sacerdote debería optar libremente si casarse o no, mientras que P. Sipe reveló que sólo un 2% de ese mismo clero estadounidense cumple el celibato.[107] José Rodríguez adelantó sus propios estudios con una muestra de 400 sacerdotes y revela entre cosas que el 95% de ellos se masturba, un 60% mantiene relaciones sexuales, un 26% soba a menores, un 20% realiza prácticas de carácter homosexual, un 12% es exclusivamente homosexual, y un 7% comete abusos sexuales graves con menores.[108] No obstante la profusión de conclusiones, este estudio podría adolecer de falta de rigurosidad, toda vez que en el mismo no se establecen los criterios de muestreo ni existe análisis de la variancia, lo cual podría devenir en un sesgo substancial y apriorismo de las conclusiones.[cita requerida]
En respuesta, se ha argumentado que no existen estadísticas de un mayor nivel de actividad sexual orientada hacia los niños en el clero célibe católico en comparación con el clero casado de otras denominaciones,[109] o en su defecto de los profesores de los colegios.[110] De ser esto cierto, se pueden dar dos situaciones: (I) aquellos con predisposición a abusar sexualmente de niños no necesariamente van a ingresar al clero católico, y (II) quienes ya abusan sexualmente de niños, como grupo, tampoco específicamente deciden ingresar al clero católico, aunque parece probable que algunos abusadores de niños sí lograron acceder al sacerdocio católico como lo han hecho en el de otras denominaciones. También se ha señalado[cita requerida] que la manera más fácil de tener acceso a los niños es formar una familia, y que el abuso sexual infantil es estadísticamente más notable dentro de las familias. Consecuentemente, el eligir una profesión que requiere de celibato puede considerarse como una desventaja para el posible abusador de niños.
Conviene además añadir[cita requerida] que en la formación de los candidatos al sacerdocio la correcta integración de la afectividad y más en concreto el ejercicio de la sexualidad es un tema fundamental para poder acceder al sacerdocio, de forma que cualquier problema relacionado con el ejercicio de la sexualidad ha de ser resuelto necesariamente varios años antes de la Ordenación Sacerdotal.

 Carencia de sacerdotes

Es un hecho que el número de clérigos católicos es bastante reducido en América del Norte, Europa, Australia y Nueva Zelanda, y por lo tanto, es lícito afirmar que en aquellos lugares es extremadamente importante conseguir nuevos sacerdotes o por lo menos mantener los ya existentes. Por eso se ha alegado[cita requerida] que la jerarquía católica actuó con el fin de preservar el número del clero y asegurar que estuvieran disponibles para desempeñar sus funciones, en vista de las acusaciones de que los sacerdotes que cometieron los abusos no eran dignos de ejercer el sacerdocio.
Otros[cita requerida], sin embargo, discrepan y creen que el mal manejo de los casos de abuso sexual por parte de la Iglesia simplemente reflejaba la actitud prevaleciente hacia ese tipo de actividades en la época, la cual consistía en suprimir la información, porque podía causar escándalo y una pérdida de confianza hacia la institución. Esa actitud, por ejemplo, era la misma que adoptaban los medios de comunicación y las organizaciones seculares cuando ocultaban o ignoraban la información que podía afectarles, desde la sexualidad promiscua de los políticos hasta la violencia doméstica. Ven a la Iglesia como una institución que cometió errores horrendos pero genuinos, pues sus líderes no estaban al tanto con la creciente demanda de responsabilidad y rendición de cuentas de la sociedad.

 Relajación de costumbres

Los católicos tradicionalistas sostienen que el Concilio Vaticano II (1962-1965) creó un ambiente que animó a los sacerdotes a cometer abusos sexuales. El concilio esencialmente buscaba adaptar la disciplina eclesiástica a las necesidades y métodos de nuestro tiempo, como un método apropiado para salir adelante y anunciar el Evangelio. Pero los tradicionalistas creen que esto dio lugar a una conversión de los católicos al secularismo y no lo contrario. Por ejemplo, en la edición del 27 de enero de 2003 de la revista Time el actor y católico tradicionalista Mel Gibson dijo que el Concilio Vaticano II corrompió a la Iglesia y sólo trajo consigo pedofilia y menos fieles. Sin embargo, es importante recalcar que los casos de abuso sexual de menores por parte de sacerdotes han ocurrido desde mucho tiempo antes del Concilio Vaticano II y que en muchos de esos casos, estrictamente hablando, no hubo pedofilia de por medio[cita requerida].

 Rol de la prensa

Philip Jenkins, profesor de Historia y Estudios Religiosos en la Universidad de Pensilvania cree que la Iglesia Católica fue injustamente destacada por los medios de comunicación seculares, quienes no publicitaron tanto escándalos similares en otros grupos religiosos, como la Comunión Anglicana, varias iglesias protestantes, y las comunidades judías y musulmanas. Particularmente, sostiene que la Iglesia Católica podría tener una menor incidencia de sacerdotes pedófilos que las iglesias que permiten al clero contraer matrimonio porque estadísticamente, el abuso sexual de menores suele ocurrir dentro de las familias, pero los sacerdotes católicos, por su celibato, no tienen familias. Del mismo modo, el término "sacerdotes pedófilos", ampliamente usado por los medios, da a entender un número grande de abusadores sexuales dentro del sacerdocio católico, cuando en realidad la incidencia es menor que en otros segmentos de la sociedad.[111]

 Crítica sobre la cobertura mediática

Hubo una opinión pública significativamente negativa respecto a lo que fuera percibido como una falla de la jerarquía católica en responder adecuadamente a las acusaciones de abuso sexual y la aparente lentitud de respuesta de la Santa Sede para develar el escándalo. Algunas fuentes argumentan que esta esta opinión pública negativa fue exagerada por malos entendidos y diferentes perspectivas.
Algunas fuentes argumentan que la opinión pública negativa fue alimentada por declaraciones hechas a los medios por varias partes con diferentes agendas, incluyendo abogados de aquellos demandando a la Iglesia por daños. Conforme el furor público fue aumentado, algunos miembros de la Iglesia Católica comenzaron a ver una agenda anticatólica detrás de estos pronunciamientos
Las críticas de la cobertura de medios por parte de los católicos y otros se centran en el excesivo énfasis puesto en incidentes de abuso católicos. Tales voces argumentan que iguales o mayores niveles de abuso sexual infantil en otros grupos religiosos o en contextos seculares como el sistema público de enseñanza de EUA han sido o ignorados o han recibido una cobertura mínima por los medios.[112] [113] El Cometarista Tom Hoopes escribió:
durante la primera mitad del 2002, los 61 periódicos más importantes de California publicaron 2000 historias de abuso sexual en instituciones católicas, mayormente relacionados con acusaciones pasadas. Durante el mismo periodo, esos periódicos publicaron cuatro historias acerca del descubrimiento del gobierno federal de un escándalo de abuso sexual mucho más largo -y continuo- en escuelas públicas.[114]
Philip Jenkins menciona que la Iglesia Católica Romana está siendo injustamente señalada por los medios seculares que fallan en señalar similares acusaciones de otros grupos religiosos, como la comunidad anglicana, el islam y el judaísmo, y varias iglesias protestantes. Jenkins señala que la cobertura de medios del la historia de abuso se ha vuelto "..una grotesca efervecencia de retórica del anticatolicismo."[115]

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