Debe el pueblo soberano soportar las mentiras del gobierno

 España no deberá olvidar que dignidad  al honor de un pueblo soberano. .....  No se alimenta mientras el dinero alcanza, para después soportar hambre también .... virtuosidad única en el arte de mentir en pro de la doctrina salvadora de la nueva lucha, que explota en el mundo la miseria de las masas.
La manipulación consciente, intencionada y reiterada, como instrumento para conseguir el poder político desvirtúa la democracia, y, en mi opinión, descalifica a quien la emplea para el ejercicio del poder. Quien intenta conseguir la soberanía delegada del pueblo mediante mentiras bien orquestadas y repetidas incesantemente, falta al respeto al propio pueblo (al que considera manipulable, falto de capacidad de discernimiento) y falta al respeto al propio sistema y a los principios morales que debieran sustentarlo.
Viene este preámbulo a cuento con la burda maniobra orquestada – y van ya muchas- por la derecha de este país para justificar los recortes en la enseñanza pública puestos en práctica en alguna de las Comunidades en la que gobierna y anunciadas en el resto de ellas, como adelanto del programa sólo insinuado  del partido Popular a nivel estatal, si logra alcanzar el gobierno del país en noviembre.

• Perseguir el fraude fiscal en el país hasta las últimas consecuencias
• Perseguir la economía sumergida en todas sus manifestaciones
• Reformar la fiscalidad de manera que el capital especulativo que no crea riqueza soporte fuertes cargas impositivas.Con el empobrecimiento de una buena parte de la población mundial. 

La regeneración de la democracia española y la necesaria erradicación de la corrupción a gran escala que infecta al país es imposible sin limpiar antes a los partidos políticos, a los sindicatos y a las organizaciones patronales, verdaderos focos activos de la peor infección corrupta. Es necesario reformar las leyes para que los partidos y los sindicatos se financien únicamente por las cuotas de sus afiliados, por donaciones que tienen que ser publicadas y conocidas por la sociedad y por algunos servicios excepcionales, realmente necesarios y prestados a la sociedad, siempre que sean autorizados y controlados por poderes independientes y ajenos a los mismos partidos.