los profetas del fin del mundo ja ja ...




El año de 1874 pasó, y nada de lo pronosticado por los “Estudiantes de la Biblia” ocurrió. Así empezaron desde su inicios en una larga tradición de predicciones fallidas del fin del mundo. ¿Cómo salirle del paso a la decepción por el fallo del cumplimiento de la profecía? Fácil, Russell dijo que cuando Jesús resucitó ya no tenía un cuerpo físico sino uno espiritual y que por lo tanto la segunda venida era "invisible". ¡Ahora las mentes escépticas no sólo tienen que imaginarse cómo resucita un muerto, sino cómo resucita un muerto con un cuerpo espiritual invisible!
En 1884, Russell fundó la Sociedad Watchtower (Atalaya) que se convirtió en la corporación legal que servía a los Estudiantes de la Biblia. Para el año de 1890 los seguidores de Russell eran 400 (Le fue muy bien para haber inaugurado su movimiento con una profecía fallida) y pronto estableció la doctrina del Armagedón, que no es más que la gran batalla del bien contra el mal, el fin del mundo y el establecimiento del reino de Dios. Nuevamente Russell se apresura a ponerle fecha al fin del mundo, esta vez para 1914.
1914 vino y se fue y no pasó nada. Cero cumplidas y van dos. Como la profecía fracasó, la sociedad Watchtower decidió transferir todas las doctrinas sobre 1874 a 1914; esto es, la venida "invisible" de Cristo habría ocurrido realmente en 1914. Poco después Joseph Franklin Rutherford se convirtió en presidente de la organización y les dio su nombre actual: Testigos de Jehová.
Basándose en los escritos de la sociedad, los Testigos de Jehová esperaron el momento crucial en el año 1918. Otra vez, no pasó nada. Cero cumplidas y van tres. Al no ocurrir nada, Rutherford tampoco resistió la tentación de fijar fechas para el Armagedón: primero 1925 , año en el cual no ocurrió nada importante, excepto que tres cuartos de los Testigos decidieron abandonar la secta, cansados de las profecías fallidas: cero y van cuatro. Ante esta cuarta profecía fallida intentaron otra fecha; señalaron vagamente la década de 1940. Como para 1945 había llegado el final de la segunda guerra mundial, y no había pasado el fin del mundo, volvieron a mover la profecía. ¡Cero cumplidas y van cinco!
Cabe anotar que Joseph Franklin Rutherford escribió el libro "Millones que ahora viven no morirán jamás" en el que predicaba el fin para 1925 y con tal fin, mandó a construir una hermosa mansión a la que llamó Beth Sarim (Casa de los príncipes), porque según su profecía, en 1925 resucitarían Abraham, Isaac y Jacob y se mudarían a la casa que les construyeron los hermanos Testigos de Jehová. ¿Conmovedor verdad? No importa la abundancia de gente sin hogar en el tercer mundo; ellos tenían que construir esa hermosa mansión para los muertos. A fin de cuentas, ¿No eran los grandes profetas resucitados quienes la usarían?... En realidad, parece que a los profetas no les gustó mucho la casa... ni siquiera los visitaron, y quien terminó viviendo en Beth Sarim fue... ¿Se arriesga a adivinar? Claro, Rutherford.

 
La Segunda Venida de Cristo y el fin de la historia
Los documentos históricos registran más de sesenta falsas profecías de José Smith. Como para muestra basta un botón, digamos que en 1835, Joseph Smith profetizó claramente que Jesucristo retornaría y el fin del mundo sucedería entre 1981 y 1982. Esto está bien documentado en la literatura de la iglesia, History of the Church, Vol. 2, p. 182. La misma profecía la encontramos en los diarios y sermones que fueron escritos durante ese período. Por ejemplo, en el diario de Oliver Boardman Hantington, Vol. 2, pp 128-29, leemos:
"El 14 de febrero de 1835, Joseph Smith dijo que Dios le había revelado que la venida de Cristo sucedería dentro de un período de 56 años, que sumados a 1835 muestran que antes del 14 de febrero de 1891, el Salvador haría su aparición aquí en la tierra y la escena final tomaría lugar".
La documentación sobre la predicción sobre el fin del mundo es tan obvia que la iglesia mormona siempre trata de esconderla. Usen esto cuando hablen con sus amigos mormones, no les dejen salirse de las "cuerdas". ¿ Fue Smith  un falso profeta.?

Nostradamus: Explicaciones de la Profecía de las Naciones que Caerán.
Pero los dulces y tranquilos años de paz verán pronto su fin, si hemos de dar crédito a lo que se dice en la cuarteta cuarenta y seis de la Centuria II.
El primer verso dice con claridad que, después de una gran discordia entre los hombres, se aproxima otra mucho mayor todavía. Del cielo caerán bombas tan abundantes como gotas de lluvia que esparcirán mucha sangre inocente, y otra vez la Humanidad será azotada por crueles desventuras que causarán lutos, dolores y pestilencias irreprimibles, incluso por parte de la más avanzada ciencia médica. Esto acontecerá, precisa Nostradamus, cuando en el cielo, por enésima vez, aparezcan las estelas luminosas de los misiles.
Algunos comentaristas han interpretado esta cuarteta como si fuese una profecía cumplida ya en la Segunda Guerra Mundial, cuando la V1 y la V2 alemanas surcaron el cielo de Europa y sembraron, a su paso, desolación, muerte y ruina. Pero si bien no faltaron durante aquella contienda violentísimos episodios que afectaron a muchos inocentes y a muchos pueblos indefensos, es preciso tener en cuenta las palabras que se refieren al gran motor que renueva los siglos y la alusión que se hace a la epidemia, que en realidad no se declaró durante el anterior conflicto. La alusión al fin del mundo, la referencia al ciclo histórico en el que actualmente vivimos hace posible afirmar que este martirio de la Humanidad, aún no ha sucedido. Al término de la predicción, el mundo, dividido en facciones y lacerado por graves cismas, se hallará inmerso en el más negro y trágico caos.
Las mayores capitales del mundo serán destruidas.
La ciudad que se indica en la cuarteta ochenta y cuatro de la Centuria III, es, indudablemente, París, cuya destrucción ha sido también vaticinada por otros videntes, entre los cuales está San Juan Bosco, quien en una carta dirigida al entonces Papa Pío IX, dice: «El Creador se dará a conocer y visitará París tres veces con la vara de su enojo». Después de haber exhortado a los parisienses a que no desprecien sus consejos, concluye el Santo de esta manera a propósito del destino que les aguarda: «Caerás, durante la tercera visita, en manos extranjeras y tus enemigos mirarán desde lejos cómo arden tus palacios, reducidas tus moradas a un montón de ruinas y rociadas con la sangre de tus prohombres que ya no existen...».

Como puede verse, concuerdan los vaticinios, puesto que Nostradamus afirma que la ciudad de París quedará completamente desolada y sólo podrán habitarla contados supervivientes.
Se derrumbarán los edificios y la población será exterminada con hierro y fuego y nadie se apiadará de los inermes y de los pequeños; hasta los templos serán violados por la furia demoledora que implacablemente se abatirá sobre ellos. Y quienes se libren de las armas, morirán víctimas de la epidemia que caerá sobre la desgraciada metrópoli.

Por lo que respecta a Londres, capital de la nación que poseyó en su día el más vasto de los imperios coloniales, Nostradamus predice trescientos años de dominio absoluto y de próspero comercio marítimo que disgustará a los portugueses. Éstos habrán de ceder a Albión el predominio y la supremacía de las Indias.
Y llegamos por fin a la profecía que se refiere, seguramente, a la ciudad de Nueva York, la «gran ciudad nueva» que sera atacada por un incendio que podría estar localizado en la zona de 40° de latitud. Esta súbita llama envolverá totalmente la ciudad que saltará por el aire, hecha añicos; lo cual sucederá cuando se piense someter a dura prueba a la gente del norte de Europa, probablemente los alemanes. Hoy conocida y afirmada profecía que data del 11 de Septiembre de 2001 en el cual el Atentado a las Torres Gemelas es un hecho histórico de gran pérdida humana.
 Conclusíon : todas las profecias son variopintas y sólo añaden más leña al fuego a la cuestión humana , el miedo por ello se nos manipula . la historia pasó de largo y hay tiempo para rato  hasta que el sol no se enfría
hay vida para rato

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