Quién podia prever esto del boom del ladrillo a la miseria
El problema del crecimiento de las viviendas precarias, sin embargo, es uno de los desafíos mayores. Las autoridades reconocen que el aumento poblacional es exponencial, sobre todo por la llegada de migrantes de países limítrofes, que hoy constituyen el 70% de los habitantes de estos asentamientos.
Tanto, que hace unos meses el gobierno porteño propició la idea de colocar un sistema de vigilancia policial en los accesos de las villas más céntricas, para impedir el paso de camiones con materiales de construcción.
"Las casas que están, están. Sólo buscamos mejorar la seguridad habitacional, y reubicar aquellas viviendas que sean necesarias para abrir calles o hacer mejoras de infraestructura", asegura .
El ambicioso plan, sin embargo, ha sido cuestionado por partidos opositores, que califican de "tibia" la estrategia gubernamental y proponen un debate en la legislatura.
En tanto, en el corazón de las barriadas, los propios residentes organizan mesas de trabajo para tener voz en las decisiones urbanísticas que los afectan.
En el primer paso - por paradójico que suene- es lograr que las autoridades reconozcan el lugar como una villa miseria. Es que, por el momento, esta concentración urbana es técnicamente considerada "asentamiento", una categoría por debajo de las villas que no garantiza siquiera el acceso a los fondos del gobierno.
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